lunes, 18 de abril de 2011

Comentario al tema 6 - Max Jorge Hinderer

Comentario al texto de Angelika Heckl: ¿Podemos en Bolivia reflexionar sobre arte contemporáneo sin hablar de contexto?

Entiendo y respeto el texto de Angelika Heckel como la sincera reacción de una destacada creadora que no teme articular sus preocupaciones sobre cómo se percibe la producción artística, y que incluye su propia mano de obra y dedicación intelectual. Sin embargo, quisiera advertir que este mismo texto, fácilmente pueda provocar la impresión de querer expresar un deseo rotundamente escapista.

Es que es así, y me parece innegable, que en el medio del arte contemporáneo (sea boliviano o no) existe una tendencia reaccionaria de querer defender la primacía de un micro-plano afectivo del sujeto-creador en relación a su obra. Defenderlo ante el contexto como determinante para el proceso de creación. El texto de Angelika, por ejemplo, nos muestra que por más que se asuma cómo inevitable la influencia del contexto político-histórico-local-económico-etc en la producción artística, aún (o justamente por eso) persiste el deseo de una esfera autónoma que incluya tan sólo idea-creador-obra-espectador, y nada más. Esto puede que tenga que ver con una decepción con la actual situación política en Bolivia, decepción como artista, o como sujeto político, si por alguna razón se quisiera hacer esta diferencia. Sin embargo, pienso que justamente la situación actual no tiene porqué provocar temor ante la contextualización política-discursiva de la obra de arte (y su creador). Daré unos ejemplos de artistas comentadores-analíticos a la situación actual, que no temen por su parte incluir el análisis contextual dentro de su propia obra, es decir, que hacen técnicamente imposible la diferenciación entre obra aislada y contexto, creador y sujeto político.

La proyección de un sujeto creador autónomo con su obra autónoma, coincide estrechamente con la idea del artista-creador celebrado a partir del renacimiento, y expresamente a partir del siglo XVIII como artista-genio. Sin embargo podemos afirmar que desde la revolución francesa (la Comuna de Paris) el mito del artista-genio como agente de la aristocracia es paralelamente combatido por un concepto de artista-sujeto político que mantenga un "contrato" con los procesos socio-políticos. Esto se expresa en Bolivia de manera particular con la Revolución del 52, cuando el arte mismo fue designado agente de la revolución y el cambio social.

Actualmente y a nivel global, la idea de un sujeto-creador autónomo se encuentra fuertemente atacado además por otras condiciones micro-económicas: la realidad de los modos de reproducción del capital en nuestra contemporaneidad. A más tardar con la era de la semiotización del capitalismo, desde la desconexión del precio del oro al precio del dólar y el comienzo de la era de economía inmaterial, la producción de plusvalía ha colonizado también el plano de micro-acontecimientos, de todos los aspectos de la vida personal, sabiendo capitalizar la misma formación y reproducción subjetiva. El llamado capitalismo cognitivo integra al consumidor de reality TV al igual que al creador o el consumidor de cualquier otra expresión cultural.

Pensar que estos procesos económicos no afecten a Bolivia seria igualmente ingenuo como pensar que el arte no sea afectado por ellos. Pensar que en Bolivia un arte o una expresión cultural "pura" sea posible me parece incluso altamente problemático. Como la artista Elvira Espejo desarrolla en su obra "El Camino de las Santas" (2010) y luego en su libro "La Ciencia de las Mujeres" (co-editado con Denise Y. Arnold), justamente la micro-percepción de los pueblos del altiplano está intrínsecamente conectado a una cadena de producción globalizada, y, por dar el ejemplo más obvio, la mayoría de las Wiphalas usadas para representar las micro-revoluciones identitarias por las que ha pasado una gran parte de la población andina en la década pasada, son de acrílico importado de la China, mientras que la lana boliviana se pierde en el aparato digestivo de la producción global como objeto de exportación.

Por otro lado, en el folclore burgués exhibido en las bienales de arte, aquí las pantallas de proyección de cambio e innovación son también productos chinos: los monitores usados para la presentación de video-arte boliviano son precisamente productos chinos. Y la presencia de un lenguaje popes importado de los EEUU, igual que las Vírgenes fueron importadas por los Españoles, etc. Por el otro lado, no hay por qué pensar que una obra de arte sea en sí tan frágil que su aspecto formal-expresivo se encuentre en una relación antagónica con su contexto, su "marco condicional," y que no pueda más bien desenvolver su cualidad artística justamente a través de su contexto socio-político. Por ejemplo, una de las obras más fuertes a nivel formal y contextual que he visto en último tiempo (relacionada además al mismo tiempo al micro-plano de la manifestación de identidad y transgresión celebradora) es la serie "Vas a estar bien"(2009) de Galo Coca Soto. En ella Galo Coca tematiza la simbología nacional-popular ante la lógica de la mercancía. Y, empleando una estética de propaganda comercial, también crea un comentario ante la economía simbólica en la que se encuentra sumergido él mismo.

Para finalizar quisiera añadir que una de las películas más exitosas del cine boliviano, "Zona Sur" (2009) de Juan Carlos Valdivia, muestra justamente cómo el deseo de aislamiento en lo privado por parte de la clase burguesa boliviana es el efecto de su propia crisis existencial. Cuando la comadre chola finalmente viene a comprarle la casa a la madre de familia protagonista, incluso como propuesta amistosa y con dinero en efectivo, esto descompone totalmente el imaginario de la protagonista, y muestra la sorpresa y el susto ante el contexto real en el que se encuentra. Como escribía un comentarista paceño: El miedo de la clase burguesa boliviana ya no consiste en que venga "la indiada" a robarles, ahora temen que vengan a comprarles.

Para volver al comienzo, hoy el temor del arte que se cree inmaculado a ser confrontado con su contexto real es, por cierto y por buena razón, el miedo de darse cuenta que es perfectamente superfluo.

4 comentarios:

  1. Estimado Max
    tu y yo vivimos supuestamente en el mismo contexto tópico (= en Bolivia) sin embargo lo que provoca el contexto en ti o tu misma lectura del concepto contexto es diferente– naturalmente - . A eso voy. Las obras que mencionas son, sin duda alguna, reflexiones muy válidas; sin embargo - y humildemente - creo que existen muchas otras reflexiones, de enfoque distinto, creadas en y a partir del mismo contexto tópico, también muy válidas. Yo no quisiera que el “contexto” me obligue a un cierto tipo de respuesta artística = no quiero que me obligue a una postura o temática políticamente correcta (whatever this means). Quisera que todos tengamos el derecho y la libertad de vivir/concebir/expresar (como "artistas"- whatever this means) “contexto” multifacéticamente y que el otro enfoque no signifique necesariamente escapismo. Y cuando reconozco a la obra de arte algo como “autonomía alquímica”, no canto las laudes al artista-ego-genio, canto las laudes al misterio poiético. cordialmente A.H.

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  2. Max, si bien creo que el contexto es determinante en la obra de cualquier artista, me parece un poco limitante encasillar como unica opcion artistica valida a las propuestas de artistas "comentadores - analiticos". Las reacciones al contexto siempre seran manifestadas de manera diferente y no por ello dejan de ser validas. Hasta el escapismo es una reaccion al contexto - y ojo que, a mi modo de ver, el texto de Angelika no tiene nada que ver con una postura escapista.

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  3. respuesta a valia y angelika:
    por nada quiero reducir el trabajo de los ejemplos que nombro en mi comentario (espejo, coca y valdivia) a sus cualidades comentadoras - analíticas. por lo contrario, nombro estos ejemplos porque creo que son de gran importancia artística (a nivel formal y sobre todo por su énfasis subjetivo). a lo que me voy, repito, es que estas propuestas creativas hacen imposible la diferenciación entre un sujeto-autor de la obra y un sujeto politico-contexto. De esto es, pienso yo, de lo que se trata cuando hablamos de la 'pertinencia del arte contemporaneo en bolivia'. la dialéctica que abstrae (idealiza) el contexto real por asegurar la primacía del sujeto autónomo, es por definición la columna vertebral ideológica-burguesa desarrollada por hegel en alemania a comienzos del siglo XIX. en mi opinión, esto para el contexto boliviano es escapista. o sino es algo intencionalmente peor, pero que no quiero y no tengo razón de estar achacándole a angelika, sino se lo achaco a un medio del arte internacional que es demasiado narcisista y nostálgico para ubicarse en nuestra realidad del siglo XXI.

    una cosa más con respecto a la autonomía química de la poiesis, que no me parece contradictorio a lo que digo, y para nombrar también dos ejemplos destacados del medio cruzeño: el famosos lorgio vaca, como una vez dijo en una entrevista con 'el deber', insiste en ir a buscar el barro que usa para sus murales él mismo. y es justamente la busqueda por la química precisa entre material y artista, que lo hace recorrer montes y pampas. y cuando ejti stih crea superficies porosas sobre la cara del actual presidente, o sobre las caras en sus retratos de las burguesías bolivianas (que además parece un maquillaje como máscaras, que aparentan estar ahi por realmente más de dos siglos), sí, eso tambien me parece la manifestación de una química poiética indiscutiblemente certera.

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