lunes, 2 de mayo de 2011

Comentario al tema 7 - Claudia Joskowicz

En este comentario a los textos sobre arte reflexivo, quisiera partir del texto de Roberto Valcárcel donde hace referencia a la relación entre el autor y el espectador (o “destinatario” como él lo denomina): “en las últimas décadas se ha consolidado el desplazamiento, en cuanto a importancia o jerarquía, del artista hacia el…destinatario. “La muerte del autor es al mismo tiempo el nacimiento del espectador”. A partir de aquí podemos empezar a considerar el rol del artista como un instrumento más en la mecánica de construcción de una obra de arte que requiere decodificación para ser entendida completamente.

Valcárcel escribe: “... la cosa se pone realmente interesante cuando la obra sugiere, provoca, insinúa, elicita nuevas comprensiones y cogniciones, pensamientos autónomos y sentimientos propios en el individuo, creados por el individuo.” Estoy de acuerdo en que la obra reflexiva insiste en la reflexión sobre su mensaje o contenido. Pero, en mi opinión, su importancia se encuentra en la estrategia de usar el medio de su producción como parte integral de la obra, con la intención de hacer una crítica política o social en la cual el artista propone y el espectador resuelve. Al contraste de una obra de arte ilustrativa, estructuralmente, una obra de arte reflexiva hace visible la manera de su construcción exigiendo del espectador un previo entendimiento de aquello a lo que hace referencia. Esta es una estrategia típica del modernismo cuyo origen se puede trazar al arte conceptual de comienzos del siglo XX, como escribe Ramiro Garavito. Bertol Brecht, por ejemplo, utilizaba la tercera persona en sus obras teatrales como modo de distanciación. En ellas, los personajes hablan, no como si se hubieran interiorizado en un personaje, sino como un personaje que se ha aprendido un texto, que lo cita en vez de actuarlo, causando la ruptura de la cuarta pared que separa al público de la escena. Para Brecht, la tercera persona consiste en situar los textos en el pasado, demostrando que están construidos y que son artificiales. De esta manera, el público no asiste a una obra de Brecht para distraerse y sumergirse en la trama sino para ser partícipe de una crítica al medio y la política a los que la obra hace referencia. (1)

El posmodernismo (aproximadamente de los setenta hasta fines de los noventa) lleva el concepto de reflexividad más allá y con consecuencias diferentes. La reflexividad se utiliza como un juego intelectual. La conciencia de si mismo y de su posición en el mundo es lo que lleva a un artista posmoderno a producir obras auto-reflexivas u obras que reflejan su contexto institucional. No hay nada intrínsicamente "reflexivo" en el arte reflexivo posmoderno. La reflexividad solo se sitúa en oposición a las convenciones dominantes del arte ilustrativo. Por ejemplo, el director Michael Haneke ha dicho de su film “Funny Games” (Horas de terror) (1997 Austria y 2007 EEUU) (2) que si llegó a ser un éxito taquillero fue por que el público malentendió su significado. En otras palabras, Funny Games es un film sobre la violencia en el cine popular. El film, al que podríamos llamar un film auto-reflexivo, se convierte intencionalmente en aquello que critica. Es reflexivo porque no funciona puramente como entretenimiento sino que depende de que el espectador se de cuenta de su estructura para reconciliar su mensaje. Haneke nos sugiere la violencia y nuestra mente la recrea. Cuando la protagonista pregunta a los criminales que la torturan junto a su familia: “¿Por que no nos matáis de una vez?”, ellos le responden: “No hay que olvidar la importancia del espectáculo”. En este dialogo se hace referencia directa a lo que estamos viendo. En otros momentos, uno de los criminales mira a la cámara y hablándonos directamente, nos propone apuestas sobre las posibilidades de supervivencia de la familia. Con esto, rompe la cuarta pared y hace del espectador su cómplice. Y en el momento en que la protagonista mata a uno de ellos y pensamos que el final feliz, típico de las películas de terror, se acerca, Haneke cuenta que generalmente el público en el cine aplaude. La escena se lleva a cabo y luego retrocede y se repite con otros resultados. Es entonces que nos damos cuenta que acabamos de aplaudir un asesinato. Con esto, Haneke nos obliga a que reflexionemos sobre nuestra posición humana, porque está claro que nos identificamos con la victima a quien aplaudimos cuando recurre al mismo tipo de violencia de la que ha sido víctima. (3)

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=0Wv9nJHBVCA

La mecánica reflexiva posmoderna también se encuentra, entre muchísimas otras, en la obra de la artista americana Cindy Sherman. En los años setenta Sherman empezó a producir una serie fotográfica titulada “Untitled Film Stills” donde se utiliza ella misma como modelo. Se posa en todos los roles imaginables de las actrices de melodramas de los años cuarentas y cincuentas en sets que imitan a los de ese género del cine popular. Las imágenes no reproducen películas o actores específicos, sino que evocan el estilo particular de ese género del cine popular que todos reconocemos. Las fotografías parecen retratos pero no lo son porque no son fotos de Sherman como ella misma. En todas las fotos Sherman aparece disfrazada y interpretando un papel. Tampoco son fotos de un sujeto, de un personaje o de un film real. Más bien, son imitaciones deliberadas e irónicas de un estilo. En ellas, Sherman personifica las representaciones de la imagen femenina en el imaginario colectivo, las cuestiona y las desestabiliza. Utilizando el mismo lenguaje que emplean los medios comerciales para hablar de las mujeres, lo subvierte para mostrar la artificialidad y las convenciones de los discursos sobre la feminidad y de los sistemas que los genera. Se incluye ella misma en el medio que critica y nos hace notar que no solo forma parte de la imagen, sino también de su construcción, apareciendo frente y detrás de la cámara.

Cindy Sherman, Untitled Film Still #54, fotografía blanco y negro, 1980.



Cindy Sherman, Untitled Film Still #30, fotografía blanco y negro, 1979.

Vale notar que las prácticas reflexivas posmodernas fueron de gran influencia para los artistas de mi generación quienes nos formamos en los ochentas y noventas. Gracias a ellas nos es posible reintegrar preocupaciones formales en obras reflexivas que entran en diálogo con el espectador pero que no necesariamente le exigen el dominio de un discurso teórico; abriendo espacio para un diálogo más amplio.




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(1) Brecht, Bertol. Escritos sobre teatro. Editorial Alba. 2004 (1947).

(2) Michael Haneke. Funny Games. Wega Films, Austria. 1997. http://www.youtube.com/watch?v=0Wv9nJHBVCA

(3) Entrevista a Michael Haneke sobre Funny Games (1997) por Serge Toubiana. En francés con subtítulos en ingles.
http://www.youtube.com/watch?v=c2U9kcpepoo
http://www.youtube.com/watch?v=roOl9PvEPjs&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=dJ48tEdV2Fo&feature=related

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